Adviento o "advenimiento" son palabras que significan tiempo y actitud de espera... con llegada. Advenimiento altamente deseado y esperado es, para una joven, el día de su desposorio; para una esposa, el de su maternidad; y para un pueblo en guerra, el de su paz. Y advenimiento intensamente temido es, para una familia, cuando se produce la crisis en sus relaciones hogareñas; y para una economía modesta, es perder el puesto de trabajo que garantizaba el pan.
¡Feliz el hombre que sabe vivir en constante "adviento"! Del "adviento humano", que se dispone a dar alcance a empresas arduas: a una amistad profunda, a una actitud solidaria, a una mesa compartida. ¡Feliz el hombre cuyos "advientos humanos" colman sus esperanzas! Pero más feliz todavía aquel cuyos advientos tienen color de "religiosidad".El hombre que es creyente vive el advenimiento de Dios, paso a paso en esperanza, porque todo Adviento es… espera con llegada.
Todas las religiones celebran su Adviento. Pero, entre todos los Advientos celebrados, el que proclaman el judaísmo y el cristianismo ofrece singularidades extraordinarias, al calor de una fe que se alimenta en la Palabra y el Amor desbordante de un Dios que es Padre del pueblo elegido...
En la tradición cristiana, iluminados por la gracia del Nuevo Testamento, confesamos en Adviento y Navidad que Jesús de Nazaret es el Mesías esperado de Israel y lo adoramos como a tal... Creemos que Jesús es el Hijo del Padre, y que el Padre, por amor, nos lo envió a compartir con nosotros la tienda de la vida, haciéndose Niño en las entrañas de la virgen María
Al celebrar la Iglesia el tiempo del Adviento, nos propone meditar en la venida del Señor en tres dimensiones: Adviento Histórico, Místico y Escatológico. Adviento Histórico. Es la espera en que vivieron los pueblos que ansiaban la venida del Salvador. Va desde Adán hasta la encarnación, abarca todo el Antiguo Testamento. Adviento Místico. Es la preparación moral del hombre de hoy a la venida del Señor. Es un Adviento actual. Es tiempo propicio para la evangelización y la oración que dispone al hombre, como persona, y a la comunidad humana, como sociedad, a aceptar la salvación que viene del Señor. ¡Jesús es el Señor que viene constantemente al hombre!
Adviento Escatológico. Es la preparación a la llegada definitiva del Señor, al final de los tiempos, cuando vendrá para coronar definitivamente su obra redentora, dando a cada uno según sus obras. La Iglesia invita al hombre a no esperar este tiempo con temor y angustia, sino con la esperanza de que, cuando esto ocurra, será para la felicidad eterna del hombre que aceptó a Jesús como su Salvador: “Cristo, es el mismo ayer, hoy y siempre; Cristo es el Señor del tiempo y de la Historia”.
Angélica Diez (*)
(*) Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe
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