Una persona “Entusiasta” es aquel Ser Humano que rebosa de alegría, una sensación de abundancia interior que evidencia la fe o la convicción de transitar seguro por el camino que decide recorrer.
Tener “entusiasmo” es llevar a Dios dentro de nuestro corazón que, con su Sabiduría, nos aleja de toda sensación de pérdida y sufrimiento, alejándonos de la pesada carga de los miedos.
¿Has perdido el “entusiasmo”?. De ser así, , que estás esperando para abrir la puerta de tu corazón, para ingresar a tu morada interior y resplandecer.
Rescata tu niño interior. El “Entusiasmo” sólo se alcanza por la alegría de ese niño que habita en ti.
Sólo las personas entusiastas son capaces de vencer los desafíos de lo cotidiano. Es necesario por lo tanto entusiasmarse para resolver los problemas que se presentan y pasar a una nueva situación.
El entusiasmo no es una cualidad que se construye o que se desarrolla. Es un estado de fe, de afirmación de sí mismo.
La persona entusiasta es aquella que cree en su capacidad de transformar las cosas, cree en si misma, cree en los demás, cree en la fuerza que tiene para transformar el mundo y su propia realidad. Está impulsada a actuar en el mundo, a transformarlo, movida por la fuerza y la certeza en sus acciones.
Es necesario creer en uno mismo, en la capacidad de hacer, de transformarse y transformar la realidad que nos rodea.
Dejar de un lado toda la negatividad, dejar de un lado todo el escepticismo, dejar de ser incrédulo y ser entusiasta con la vida, con quienes nos rodean y con uno mismo.

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